La evaluación de PISA y el currículo de Matemáticas.
La evaluación promovida por la OCDE que conocemos con el nombre de PISA, se ha convertido en un instrumento para la critica política que siempre tiende a exagerar los pros y los contras de cualquier cosa.
El presente articulo se centra en el análisis valorativo de dos aspectos: a) la estructura del currículo que hay detrás de PISA y b) la relación entre los contenidos que se imparten en el currículo habitual de Matemáticas en las edades en las que se pasa la prueba y los contenidos que son necesarios para contestar los ítems de esa prueba.
En cuanto a la estructura del currículo, una de las aportaciones más interesantes y novedosas de este proyecto es el triple eje según el cual PISA organiza el currículo.
“Las áreas evaluadas por el proyecto PISA están definidas en los siguientes términos:
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El contenido o estructura de conocimiento que el estudiante necesita adquirir en cada área evaluada.
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Los procesos que necesitan ser puestos en acción.
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Las situaciones en las que los estudiantes encuentran problemas matemáticos y en las que los conocimientos y destrezas relevantes son aplicados.”
¿Supone organizar el currículo de esta forma alguna novedad si lo comparamos con los currículos de Matemáticas que usamos habitualmente?
Comenzamos con un análisis sobre la relación entre los tres ejes citados y la propuesta que hace la LOE de objetivos para el currículo de Matemáticas en la Enseñanza Secundaria. La LOE está escrita después de la primera serie de informes PISA y es una buena manera de ver si éstos han influido en aquélla o no. En el presente articulo se analiza los objetivos que corresponde a 3º de la ESO en el País Vasco.
Consecuencias que podemos extraer de este análisis.
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Con referencia a los contenidos a trabajar.
Es una propuesta muy general y no entra en el detalle de qué contenidos deben trabajarse en esta etapa, por lo que no sabemos si valorar esto como positivo o negativo.
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Con relación a los procesos.
No se ve una línea clara de actuación ni los criterios seguidos a la hora de seleccionar estos procesos u operaciones mentales. Pero la propuesta es variada, sugerente e interesante. PISA divide los procesos mentales a tres niveles: reproductivo, relacional y productivo.
El nivel más bajo de los tres es el que menos aparece en la propuesta (reproductivo), el nivel medio presenta una mayor frecuencia (productivo) y el nivel superior tiene una presencia significativa (relacional). Deberíamos hacer una comparación sistemática en el aula, pero la intuición y la experiencia nos dicen que la práctica del trabajo en el aula no se corresponde con esta distribución de niveles. Con todas las reservas necesarias, parece razonable afirmar que tenemos una propuesta curricular más orientada hacia las capacidades de nivel alto que PISA, es decir, que aunque haya quien diga que PISA es muy “moderno” habrá que decirle que la propuesta de objetivos del currículo oficial lo es más.
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Los contextos.
Los contextos que se citan son: “vida cotidiana”, “otras ciencias”, “social”, “mundo físico”, “cultura en general” y “fenómenos sociales”. Si los comparamos con los que contextos que propone PISA – personal, educativo, profesional, público y científico- veremos que es un eje bastante desorganizado.
La conclusión de este análisis es que las propuestas curriculares actuales, recogen los tres ejes que proponen PISA. El problema reside, en que legislar es una cosa y garantizar que se seguirán las normas aprobadas otra muy distinta. Existe una responsabilidad por dejación al no garantizar que las propuestas aprobadas legalmente sean llevadas realmente a la práctica.
Con respecto a los contenidos del currículo, compararemos los contenidos matemáticos que se trabajan en la edad en la que se pasa la prueba de PISA y los que la propia prueba exige como parte del a competencia a demostrar.
Los contenidos que se estudian en tercero de la ESO son irrelevantes para afrontar los ítems de PISA. Hay que tener en cuenta que estamos obviando la influencia de la variable “tiempo”. Los contenidos “importantes” se les ofrece más tiempo que a los que se consideran como tales. Pero el problema no es solamente que los contenidos que se trabajan útiles para responder a las pruebas de PISA, sino que los que son necesarios para las pruebas de PISA hace ya varios años que se dejaron atrás en el currículo, por lo que los alumnos de 12 años contestarían mejor porque los contenidos que estudian en esas edades están bastante más cerca de os que son necesarios en la prueba.
Al analizar los contenidos temáticos de cuatro editoriales, vemos que los contenidos que se trabajan en los libros de texto del curso en el que se pasa la prueba de PISA son irrelevantes para la misma. Hay estudiantes que pasan medio curso dando contenidos que no se relacionan con la prueba, ya que los relacionados con la prueba están al final y le dan menos importancia. Los contenidos que si son necesarios para esa prueba no se estudian en este curso, sino en anteriores, como hemos comentado anteriormente.
Por un lado el análisis de las propuestas curriculares oficiales nos lleva a concluir:
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en cuanto a objetivos, la propuesta se sostiene baste bien si se analiza desde los tres ejes curriculares que enuncia PISA.
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En cuanto a contenidosl el desajuste es total, ya que la proporción entre los contenidos necesarios para afrontar la prueba y los propuestos en la norma que regula el currículo es bajísima.
Por otro lado, el análisis de los temas tratados en los libros de texto arroja las siguentes conclusiones:
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La apertura curricular es una libertad retórica, los currículos de los libros de texto muestran una uniformidad aplastante.
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Los contenidos necesarios para la prueba y los que proponen los libros es inexistente. Los libros trabajan contenidos irrelevantes.
Los datos de PISA no llevan a proponer cambios curriculares y que lo importante no es lo que los estudiantes muestren saber, sino su posición relativa con relación a otros. En el fondo lo que quiere decir es que no importa qué mide PISA, sino que mida lo que mida “nosotros” estamos mejor o peor que los “otros”.