CUADERNOS DE PEDAGOGIA. Redes para la innovación educativa.
¿Por qué redes y por qué ahora?
¿Por qué redes?
Las redes constituyen un nuevo vehículo para lograr el cambio. Configuran un procedimiento para el cambio cultural y actitudinal, al introducir la reforma en las interacciones, acciones y conductas de los participantes en la educación y en la comunidad.
Las redes permiten compartir y diseminar el liderazgo y la responsabilidad, aprovechando los recursos de la comunidad, transcendiendo los límites de la profesión docente.
Pueden servir para capacitar a los participantes, en la medida en que sean capaces de producir nuevos conocimientos y saberes compartidos, que puedan retroinformar e informar la política pública.
El compromiso para trabajar juntos, que sirve de fundamento a las redes, incluye la idea de colaborar a todos los niveles, incluido el gubernativo. De este modo, las redes permiten un desarrollo y una implementación más eficaces de las políticas a todos los niveles, a través de un amplio conjunto de actores en la comunidad.
¿Por qué ahora?
Existen bases sólidas para el crecimiento y la adopción de esta idea en la vida organizativa e institucional y para comprender la innovación y el cambio educativo en este momento.
Quienes se dedican a la filosofía de la ciencia y del lenguaje manifiestan que el mundo de la teoría, el conocimiento y el aprendizaje crece y se desarrolla holísticamente. La integración de ese aprendizaje es muy parecida a una telaraña.
Las nuevas líneas del pensamiento social, político y administrativo también nos han proporcionado una base cada vez más solida para considerar las redes que se derivan de la interpretación de las organizaciones y sistemas de aprendizaje como comunidades, y su conceptualización como importantes nodos en la evolución y el establecimiento de redes de aprendizaje.
Las ideas de comunidad han sentado las bases para el establecimiento y la elaboración de nuevas formas de pensar sobre la moralidad política, la política pública y las relaciones administrativas, y para la creación de nuevas formas, estructuras e interacciones sociales, que tienen implicaciones de gran alcance para la educación y sus instituciones.
En el plano internacional, el concepto de red ha ido adquiriendo cada vez mayor relevancia en la operacionalización del aprendizaje a lo largo de toda la vida.
Innovar en la teoría y en la práctica.
Antes la innovación se definía como “Un cambio deliberado, específico y original que es pensado para ser más eficaz en el logro de los objetivos”. Su enfoque se caracterizaba por la eficacia y el control basado en la consecución de unos objetivos, obviando los procesos.
Ese concepto, aunque por unos aceptado, sería muy polémico y discutible, porque partía de lo que podríamos denominar “racionalidad técnica”. Ello comportaba un concepto determinado de innovación en la formación entendiéndola como el desarrollo de un profesorado competente que debía adquirir técnicas para mejorar la enseñanza sin tener en cuenta los procesos, la diversidad y los modos de pensar y hacer la educación.
¿Y qué sucede en la actualidad? Hoy para algunos, la innovación se refiere básicamente a introducir aspectos de carácter tecnológico donde se supone que la tecnología perfeccionara los resultados educacionales y mejorara las relaciones o los procesos operantes en el seno del sistema educativo.
Pero no hace falta un análisis muy profundo para darnos cuenta de que la innovación es otra cosa
Requisitos para innovar
Primero, la actitud. La innovación solo será posible si el profesorado es capaz de adoptar actitudes investigadoras en sus aulas y en las instituciones educativas, y además de forma colegiada.
Segundo, el proceso. La innovación lleva implícita una actitud y un proceso constante de investigación y aportación de soluciones a problemas.
En este proceso se desafían de forma reflexiva los propios supuestos sobre todo lo que conlleva la enseñanza, y por supuesto están implicados los cambios en las premisas de la enseñanza, sus metas o valores, y también cambios consecuentes en el pensamiento y en las prácticas del profesorado.
Cambiar la práctica educativa significa cambiarse a si mismo, como profesional, cambiar el contexto educativo, el lugar de desempeño, y hacerlo conjuntamente con los demás mediante el dialogo, la negociación y la colaboración.